LA LUZ INTERIOR

El sonido estridente característico de la música rockera, no dejaba de sonar en el apartamento de Carlos. Él, acostado en la cama, carecía de pensamientos y solo respiraba por respirar. Su mirada fijada al tumbado, parecía extraviada en lúgubres recuerdos. Pero nada más que eso: recuerdos, y no tenía pensamientos acerca de los recuerdos. Una ingente cantidad de imágenes se sucedía una tras otra, mientras Carlos parecía no poder controlar aquél fenómeno. Se sentía vencido, rendido ante la avalancha de recuerdos aplastantes que carcomía su vida a cada instante. ¿Qué recordaba Carlos? ¿Qué sucedía con Carlos? ¿Por qué se encontraba así? Dos de la mañana y el miércoles ya no era miércoles. La música había terminado de sonar y Carlos, solo como siempre en su habitación, sentía hambre como nunca. Pero al igual que cualquier día, no tenía el ánimo siquiera de llevar un pedazo de pan a su boca. Y cuando, alguna vez lo hacía, ya no sentía aquél peculiar sabor de cada comida; no, nunca más. ...